No cabe duda que el factor genético tiene un rol importante ante el riesgo de que una persona pueda generar un cáncer. Sin embargo, en su gran mayoría, las situaciones que más influyen para desarrollar esta enfermedad, se relacionan con factores no hereditarios. Es decir, que un alto porcentaje se relaciona con hábitos y conductas poco saludables.

De ahí que evitar el consumo de tabaco, preocuparse de tener un peso acorde, mantener un nivel de actividad física adecuado y comer una dieta equilibrada, son factores que pueden reducir significativamente el riesgo de cáncer.

En este sentido, la nutricionista del Centro Oncológico del Norte (CON), Claudia Ananías, quien además es experta en nutrición y oncología, explica que existen algunos alimentos que pueden contener elementos protectores y favorables para salud, pero también están aquellos que pueden influir algún gen para que este se exprese algún tipo de cáncer.

ALIMENTOS A EVITAR

“Tenemos los alimentos iniciadores o promotores, que son aquellos que, sumados a otros factores de riesgo, como el sedentarismo, pueden facilitar a que en una persona se exprese un gen que derive en algún tipo de enfermedad cancerígena”, explica la profesional.

Entre los alimentos que se deben evitar están aquellos capaces de generar acrilamida, que es una sustancia química que se produce al cocinar a altas

temperatura alimentos ricos en grasas combinados con carbohidratos, por ejemplo las papa fritas.

Otro aspecto que la nutricionista llama a considerar es el consumo de alimentos cocinados en parrillas a carbón, puestos que el humo de éstas contiene hidrocarburos aromáticos policíclicos, que son los mismos que están presentes el humo del tabaco, y que se impregnan en los alimentos.

Asimismo, evitar los nitritos y nitratos que se forman a partir de los alimentos que son ahumados, salados o marinados, como los embutidos, alimentos enlatados, entre otros.

ALIMENTOS PROTECTORES

La Nutricionista, titulada de la Universidad de Concepción, señala que dentro de los alimentos que contienen factores protectores se encuentran, principalmente, las frutas y verduras en general, además de los frutos secos, el aceite de oliva, la palta, entre otros. Estos alimentos contienen ácidos grasos monoinsaturados, “que son las grasitas buenas para el organismo, que incluso ayudan a prevenir otras patología, como las neurológicas”.

Claudia Ananías explicó que “los efectos sobre la salud de la exposición a cualquier sustancia con potencial nocivo, dependerán de la cantidad, tanto del elemento consumido como del tiempo que se consuma; la presencia de otras sustancias químicas, así como de las características y los hábitos de la persona, sumados a otros factores, como los ambientales”.

La profesional enfatizó que lo relevante, desde el punto de vista nutricional, es llevar un estilo de vida saludable, consumiendo aquellos alimentos protectores,  favoreciendo la actividad física; y evitando el sedentarismo, tabaquismo y alcoholismo, entre otros factores desencadenantes de enfermedades.

NUTRICIÓN ONCOLÓGICA

Sin embargo, también está la dimensión de aquellas personas que se les diagnosticó un cáncer, y que dentro de su tratamiento, también se incorpora la variable nutricional.

En este sentido, la Nutricionista del Centro Oncológico del Norte explicó que, desde la perspectiva de la dieta, cada paciente es evaluado de acuerdo a su tipo de cáncer, al lugar donde éste se ubica, a si el tratamiento es quimio, radioterapia o ambos; y al estado nutricional del paciente. “Todos estos son parte de los elementos que consideramos para elaborar el mejor plan nutricional para cada uno de nuestros pacientes”, dijo Ananías.

LA FAMILIA

Explicó que la familia también juega un rol fundamental en este proceso. “Es muy importante que los más cercanos sean parte activa en el tratamiento de nuestros pacientes. Por eso también incorporamos a la familia, a quienes orientamos, entregamos información y apoyamos, para llevar de la mejor forma posible este proceso”.